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Diciembre 2013
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De sano a pluripatológico en solo 2 consultas
Descubre los 10 errores

Artículo publicado el 28 de diciembre de 2013

El caso

«No nos va a quedar más remedio que empezar desde cero. Creo que va a ser lo más práctico.», fue el comentario que la doctora Castro le hizo a Andrea, la hija de Julio, que había llevado a su padre al médico, por primera vez, por una muy discreta, pero lentamente progresiva, pérdida de fuerza en los últimos meses.

 

Para la doctora era un nuevo paciente, no tenía ninguna información precisa sobre sus antecedentes y tampoco quedaba claro el inicio de la sintomatología. De hecho, el paciente no le daba la importancia que señalaba su hija, «cosas de la edad» decía, pero ella sí tenía claro que «ya no es el que era».

 

Julio tenía 90 años. Nació en 1923, el mismo año en que murió Wilhelm Conrad Röntgen, descubridor de los rayos X, y en que Jules Romains estrenaba en París Knock o el triunfo de la Medicina[1].

 

Aunque quedó viudo hacía ya más de 10 años, Julio había seguido viviendo solo en el pueblo. Su buena disposición, desde siempre, a adaptarse a los cambios y la «red social» que caracteriza a los pueblos pequeños, le habían permitido, a pesar de los achaques propios de la edad, seguir siendo autónomo e independiente.

 

¿Qué tipo de evaluación clínica debemos plantearnos ante este paciente?

Parece razonable pensar que ante un paciente nuevo, de edad avanzada, que nos consulta por una pérdida de fuerza lenta y progresiva deberíamos, en primer lugar, realizar una anamnesis completa para intentar delimitar las posibilidades diagnósticas. No en vano decía Marañón que la innovación tecnológica más importante para el médico era la silla, «la silla que nos permite sentarnos al lado del paciente, escucharlo y explorarlo»[2].

 

En este caso, la anamnesis del paciente solo consiguió aclarar, en cuanto a sus antecedentes, que alguna vez le habían encontrado «un poco de azúcar» y la tensión alta, pero el médico del pueblo no le había dado mayor importancia, ni le había indicado ningún tratamiento, y de hecho, hacía casi 2 años que no le habían hecho ningún análisis «de control».

 

En cuanto a la cronología de los síntomas, tampoco fue posible concretar un momento de inicio, dado que el cuadro era muy lento e insidioso.

 

Sin una clara hipótesis diagnóstica, la doctora Castro procedió a practicar a Julio una exploración física general y un cribado de deterioro cognitivo[3],[4]. Se puso de manifiesto una presión arterial (PA) de 156/78 mmHg, una glucemia capilar de 138 mg/dl, un soplo mesosistólico rudo, 3/6, irradiado a cuello, una discreta atrofia y debilidad muscular, y un deterioro cognitivo ligero (Mini-Mental).

 

Así pues, presumiblemente, Julio presentaba diabetes e hipertensión arterial (HTA), pendientes ambos diagnósticos de disponer de más datos. Era necesario descartar una estenosis aórtica, cabía considerar la posibilidad de una demencia incipiente, y aunque la debilidad muscular objetivada en la exploración podría ser debida a la edad, no debería obviarse la posibilidad de que fuera secundaria a sarcopenia[5], déficit de testosterona[6], o a un simple hipotiroidismo.

 

¿Qué pruebas complementarias deberíamos solicitar a partir de estos datos?

Dado que se trataba de un paciente sintomático, nuevo, y sin datos concretos de su historia clínica previa, la doctora Castro puso en marcha una analítica general completa (por aquello de «cuanto más mejor»), incluyendo hemoglobina glucosilada, perfil lipídico, ionograma y filtrado glomerular, y a partir de los datos de la exploración se decidió incluir una valoración de los niveles de hormona tiroestimulante (TSH), vitamina B12, folato[7], testosterona total y libre.

 

Por otra parte, se solicitó una tomografía computarizada (TC) craneal (estudio de demencia) y un ecocardiograma (valoración del soplo cardíaco).

 

En espera de los resultados de los análisis y del resto de pruebas, la doctora Castro inició tratamiento con suplementos vitamínicos y antioxidantes que, en pacientes de esta edad, aunque no está muy claro que sean muy efectivos, «daño no harán»[8]-[9].

 

Cuando Andrea, que vivía en la ciudad e iba a menudo a visitar a Julio, le preguntaba por su salud, él siempre decía que «la salud, como la felicidad, no son simples estados estáticos, dependen de uno mismo, de la propia actitud»[10]. Esta forma de entender (y vivir) la salud, se alejaba del concepto definido por la OMS del «completo estado de bienestar físico, psíquico y social…», situación que, según comentaba un cirujano en el BMJ hace unos años, «solo ocurre en el momento del orgasmo, cuando este es simultáneo, el resto del tiempo estamos enfermos».

 

Julio no se sentía enfermo. Seguía disfrutando de la vida, dentro de sus posibilidades. En su caso, encajaba perfectamente la definición de salud como «una forma de vida autónoma, gozosa y solidaria», que fue acuñada en 1988 durante la celebración del X congreso de médicos y biólogos de lengua catalana[11].

 

La progresiva disminución de fuerzas que Julio había experimentado en los últimos meses le lastraba de forma objetiva, pero no llegaba a hacer mucha mella en su autonomía ni en su alegría. A pesar de ello, Andrea, su hija, cada vez se preocupaba más por la situación de su padre.

 

Ya tenemos los resultados de los análisis y pruebas complementarias

 

En la siguiente visita programada, la PA fue de 155/88 mmHg, los análisis evidenciaron unos valores de glicada del 8,6 %, glucemia de 172 mg/dl, colesterol de 279 mg/dl, lipoproteínas de baja densidad (LDL) de 178 mg/dl, y lipoproteínas de alta densidad (HDL) de 62 mg/dl (tabla 1). En el análisis de hace 2 años, que consiguieron localizar, los valores del colesterol total eran de 281 mg/dl, y no había datos de LDL ni HDL. Además, el paciente aportaba un par de mediciones de cifras tensionales que se le había indicado que se tomase en la farmacia, que fueron 157/91 y 149/89 mmHg.

 

Tabla 1.

Resultados analíticos iniciales más relevantes

Hemograma

 

Bioquímica

 

Eritrocitos

4,8 x 106/µl

Glucosa

172 mg/dl

Hemoglobina

12,9 g/dl

HbA1c

8,6 %

Hematocrito

45,2 %

Creatinina

1,2 mg/dl

   VCM

98,3 fl

Filtrado glomerular

58 ml/min

Leucocitos

6,4 x 103/µl

Colesterol

279 mg/dl

   Neutrófilos

64,6 %

colesterol HDL

62 mg/dl

   Linfocitos

22,6 %

colesterol LDL

178 mg/dl

   Monocitos

8,0 %

ALT

24 UI/l

   Eosinófilos

4,3 %

GPT

32 UI/l

   Basófilos

0,5 %

T4

120 nmol/l

   

TSH

11,2 mUI/l

   

Testosterona total

290 ng/dl

ALT: alanina aminotransferasa; GPT: transaminasa glutámico pirúvica; HbA1c: hemoglobina glucosilada; HDL: lipoproteínas de alta densidad;

LDL: lipoproteínas de baja densidad; T4: tiroxina; TSH:hormona tiroestimulante; VCM: velocidad corpuscular media.

 

Por otra parte, también se observó una TSH discretamente elevada, 11,2 mUI/l, con tiroxina (T4) normal. Otro parámetro alterado fue la testosterona total, que resultó de 290 ng/dl. Por último, en la TC cerebral solo destacaba una muy discreta atrofia cerebral y el ecocardiograma objetivó una estenosis aórtica ligera.

 

A partir de todos estos datos, el paciente fue etiquetado con los siguientes problemas de salud:

  • Hipertensión arterial
  • Hipercolesterolemia
  • Diabetes mellitus
  • Deterioro cognitivo leve con atrofia cerebral (pendiente de valorar Alzheimer incipiente)
  • Hipotiroidismo subclínico
  • Síndrome por déficit de testosterona
  • Estenosis aórtica

En resumen, se trata de:

  • Un paciente con un elevado perfil de riesgo cardiovascular, pues aunque no se pueden aplicar las tablas para calcular el riesgo, por la edad, es evidente que, con esos tres factores (hipertensión, hipercolesterolemia y diabetes), será muy alto.
  • Una debilidad progresiva de origen multifactorial: hipotiroidismo, déficit de testosterona y estenosis aórtica. Ninguno de ellos muy marcado pero, sin duda, realizando un efecto sumatorio.
  • Un deterioro cognitivo que requería seguimiento por la posibilidad de ser un indicador inicial de una enfermedad de Alzheimer.

 

¿Cuál sería la conducta que debería seguir? ¿Qué objetivos terapéuticos deberían plantearse?

El primer objetivo a considerar ante este paciente sería disminuir el riesgo cardiovascular, y para ello la doctora Castro planteó indicar:

  • Dieta hiposódica[12],[13] e iniciar tratamiento con lisinopril con el objetivo de conseguir unas cifras de PA por debajo de 140/90 mmHg[14],[15].
  • Dieta de 1.200 calorías para diabéticos e iniciar tratamiento con metformina con el objetivo de situar la hemoglobina glucosilada por debajo del 7%[16],[17].
  • Dieta pobre en grasas e iniciar tratamiento con simvastatina con el objetivo de alcanzar unos valores de LDL inferiores a 100 mg/dl[18].
  • Tratamiento con ácido acetilsalicílico (AAS) 100 mg[19], ofreciendo gastroprotección con omeprazol, dada la edad del paciente.

 

En segundo lugar, cabe considerar el tratamiento de los distintos factores que pueden influir en la pérdida de fuerza del paciente. No debemos olvidar que, de hecho, ese fue el motivo que trajo a Julio a la consulta. Con esta finalidad, la doctora Castro decidió iniciar:

  • Tratamiento de su hipotiroidismo subclínico con tiroxina[20].
  • Tratamiento con testosterona6.

 

Por último, en relación con el deterioro cognitivo, se optó por un seguimiento estrecho repitiendo el Mini-Mental a los 6 meses.

 

Cuando Julio observó la nutrida hoja de medicación que le entregó la doctora Castro, no podía salir de su asombro. «Pero, ¿realmente es todo eso necesario doctora?». Y, para sus adentros, pensó que «si tuviera solo un poquito más de fuerzas podría volver tranquilamente al pueblo».

 

Y es que Julio hacía solo un par de meses que había dejado el pueblo en el que siempre había vivido y se había convertido en un nuevo ciudadano. Su hija, preocupada por su salud y soledad, le había ido diciendo, cada vez de forma más insistente, que debía irse a vivir con ella, a la ciudad, que estaría mejor cuidado, con más comodidades, y mejor atención. Y al final aceptó.

 

No pocas veces, los «cuidados» (que, con frecuencia, son un eufemismo de vigilancia y control), se convierten en los valores predominantes y pasan por encima de otros como la felicidad o la autonomía. Esa escala de valores es muy personal y respetable, y por eso no siempre, ni para todo el mundo, va a resultar un buen negocio perder autonomía para ganar cuidados, o viceversa. Julio tenía pocas dudas de que, en su caso, no iba a ser la mejor opción, pero a veces, «para que no se enfade ni se preocupe», se deja uno llevar por las buenas intenciones, que no necesariamente son sinónimo de buenas decisiones.

 

¿Y qué es lo que pasa fuera de la consulta?

En el camino hacia casa, Julio fue pensando que lo que estaba ocurriendo no era lógico. No parecía razonable pasar de forma súbita de ser un individuo presuntamente sano a tener que tomar siete pastillas diferentes. Tenía 90 años, ¿cuánto tiempo iba a vivir de más como consecuencia de semejante tratamiento?, y sobre todo, ¿iba a vivir mejor?

 

Como bien plantean los promotores de la «medicina mínimamente impertinente»[21], cada individuo puede asumir una determinada carga terapéutica, y el conjunto de restricciones y prescripciones que había recibido Julio superaban ampliamente la suya. No iba a tomar tantas pastillas. Lo de la dieta iba a ser más complicado porque quedaba bajo el control de su hija.

 

Y así fue, el embutido y los huevos se convirtieron en objeto de lujo, las raciones de pan se minimizaron… a pesar de que él intentaba argumentar que a su edad tantos cambios eran complejos de asumir. La dieta se convirtió en aburrida, pero su venganza era poder «despistar» cada día algunas pastillas.

 

La visita de control

En la visita de control que se realizó al cabo de 1 mes, el paciente refería tolerar bien la medicación (salvo algunas molestias abdominales intermitentes y algunos episodios de diarrea). La PA había disminuido (128/62 mmHg) y la glucemia basal era de 120 mg/dl. De momento, esas cifras eran adecuadas a los objetivos y, por tanto, se decidió mantener la misma pauta terapéutica.

 

Sin embargo, las fuerzas de Julio no habían mejorado mucho, y estaba poco animado, sin muchas ganas de hacer cosas. Salía poco del piso (básicamente para ir al centro de salud) y pasaba la mayor parte del tiempo en casa, solo, hasta que los diferentes miembros de la familia iban regresando de sus respectivas obligaciones, avanzada la tarde. «Pobres, tienen todos mucho trabajo.» Vivía en familia y estaba mucho tiempo solo, mientras que antes vivía solo y estaba mucho tiempo «en familia».

 

Refería también insomnio: «me despierto pronto y ya no me duermo». En el pueblo, cuando se despertaba antes de las 6, se levantaba y siempre había algo que hacer. Ahora, si se levantaba a esa hora despertaría a los demás, que estaban durmiendo.

 

Astenia, apatía, desgana, insomnio… «quizá valdría la pena probar un antidepresivo» pensó la doctora Castro. Pero prefirió esperar, pues quizá con un poco más de tiempo Julio estaría más adaptado (o resignado) a su nueva situación.

 

Le citó de nuevo al cabo de 2 meses, esta vez con análisis, para cuantificar mejor el efecto del tratamiento instaurado, y reajustar las dosis de fármacos.

 

Suma y sigue… más de lo mismo

Los siguientes 2 meses transcurrieron sin grandes cambios. La misma soledad en familia, las mismas restricciones dietéticas con objetivos no explícitos («acaso conseguiré así la inmortalidad»), las mismas pastillas «desviadas». Persistía la misma sintomatología digestiva inespecífica y la misma apatía. Además, había perdido algo de peso y las fuerzas no se decidían a mejorar.

 

«Tienes que animarte más», le decía su hija. «Es lógico que estés así, con tantas cosas y sin cuidarte durante estos años.» «No, tú no debes comer huevos fritos, que se te dispara el colesterol.»

 

Julio era cada vez más consciente del poco acierto del cambio de domicilio, pero también de que había sido una decisión sin marcha atrás. Por ello, ya parecía haber claudicado, «para estar de esta manera, esperando nada, uno ya se podría morir». En ocasiones lloraba solo. Siempre procuraba no preocupar con «sus cosas» al resto de la familia.

 

Solo la lectura le procuraba alguna distracción, aunque se cansaba de ella con relativa rapidez. Le costaba concentrarse y perdía el hilo de la lectura con frecuencia.

 

¡Magníficos resultados analíticos!

«Muy bien Julio, sus análisis han hecho un cambio espectacular», dijo con merecido orgullo la doctora Castro. Se habían conseguido los objetivos buscados en el manejo farmacológico y dietético de los tres factores de riesgo cardiovascular (tabla 2). Aunque, quizá, el factor de riesgo cardiovascular más importante de Julio eran los 90 años, pero para eso no hay tratamiento.

 

Tabla 2.
Resultados analíticos más relevantes en visita de control

Bioquímica

 

Glucosa

120 mg/dl

HbA1c

6,3 %

Creatinina

1,4 mg/dl

Filtrado glomerular

52 ml/min

Colesterol

197 mg/dl

colesterol HDL

64 mg/dl

colesterol LDL

99 mg/dl

T4

104 nmol/l

TSH

3,3 mUI/l

Testosterona total

340 ng/dl

HbA1c: hemoglobina glucosilada;HDL: lipoproteínas de alta densidad; LDL: lipoproteínas de baja densidad; T4: tiroxina; TSH:hormona tiroestimulante.

 

En cuanto a las cifras de hormonas, tanto las tiroideas como la testosterona se habían normalizado. ¡Perfecto!

 

Pero el ánimo, que deja pocos rastros en los análisis, estaba por los suelos. La doctora Castro, viendo que Julio estaba más decaído, más desinteresado, y que su desánimo ya duraba 3 meses, consideró oportuno iniciar tratamiento con paroxetina. No era muy amante de medicalizar los problemas de la vida cotidiana[22], pero en esta ocasión pensaba que la situación de Julio iba más allá, no parecía lógico que con lo mucho que había mejorado y habiendo dispuesto de un período de adaptación de 3 meses, no consiguiese salir de su decaimiento.

 

«Ánimo Julio, a ver si con la ayuda de este medicamento comenzamos a espabilarnos», le dijo ella.

 

«Muchas gracias doctora. ¡A ver si es verdad!», respondió él.

 

Epílogo

Julio salió de la consulta convencido de que lo suyo no iba a ser cosa de medicamentos. La nueva prescripción no era más que una pastilla más que había que «desviar».

 

Aquella noche, cuando se acostó, no sabía que ya no se levantaría más de la cama, que no volvería a abrir los ojos. Si lo hubiese sabido, tampoco le habría importado demasiado.

 

No sabremos nunca (y mejor no saberlo) si una diastólica demasiado baja impidió un adecuado riego de algún órgano vital[16]; no sabremos nunca (y mejor no saberlo) si su perfecta glicada hizo que no llegase suficiente «energía» a algún órgano vital[23]; no sabremos nunca (y mejor no saberlo) si la testosterona había colaborado a que su corazón se parara[24].

 

Pero lo cierto es que su perfil de riesgo estaba adecuadamente manejado, como mandan los cánones (léase las guías de práctica clínica) y, de hecho, sus análisis eran para enmarcar, su salud estaba perfectamente «maquillada», murió plenamente sano.

 

Cuando llegó el residente que estaba de turno a certificar la muerte (era un centro docente y los domicilios «agudos» eran patrimonio de los residentes), encontró a Julio plácidamente tumbado en su cama. En la mesita de noche había un exuberante pastillero, un vaso de agua medio lleno (o medio vacío), y un viejo libro: Knock, el triunfo de la medicina, de Jules Romains[25].

 

 

Véase "Quietos estaremos más guapos"

 

 

  1. [1] Romains J. Knock o el triunfo de la medicina. Buenos Aires: Ed. Losada, 1957.
  2. [2] Pérez Oliva M. La silla del doctor Marañón. El País. 28/10/1989. Disponible en: http://elpais.com/diario/1989/10/28/sociedad/625532403_850215.html
  3. [3]Lin JS, O’Connor E, Rossom RC, Perdue LA, Eckstrom E. Screening for cognitive impairment in older adults: a systematic review for the US Preventive Task Force. Ann Intern Med. 2013;159:601-12.
  4. [4]Le Couteur DG, Doust J, Creasey H, Brayne C. Political drive to screen for pre-dementia: not evidence based and ignores the harms of diagnosis. BMJ. 2013;347:f5125 doi: 10.1136/bmj.f5125
  5. [5]Cruz-Jentoft AJ, Baeyens JP, Bauer JM, Boirie I, Cederholm T, Landi F, et al. European consensus on definition and diagnosis / Report of the European Working Group on Sarcopenia in Older People. Age  Ageing. 2010;39:412-23.
  6. [6] Gérvas J, Gavilán E, Gorricho J. Medicalización del envejecimiento y síndrome por déficit de testosterona. BIT. 2012;20(4).
  7. [7]Galvin JE, Sadowsky CH; NINCDS-ADRDA. Practical guidelines for the recognition and diagnosis of dementia. J Am Board Fam Med. 2012;25(3):367-82.
  8. [8]Macpherson H, Pipingas A, Pase MP. Multivitamin-multimineral supplementation and mortality: a meta-analysis of randomized controlled trials. Am J Clin Nutr. 2013;97(2):437-44.
  9. [9]Bjelakovic G, Nikolova D, Gluud LL, Simonetti RG, Gluud C. Antioxidant supplements for prevention of mortality in healthy participants and patients with various diseases. Cochrane Database Syst Rev. 2012 Mar 14;3:CD007176. doi: 10.1002/14651858.CD007176.pub2
  10. [10] Rojas Marcos L. Secretos de la felicidad. Barcelona: Espasa Libros S.L.U., 2012.
  11. [11] http://ca.wikipedia.org/wiki/Congr%C3%A9s_de_Metges_i_Bi%C3%B2legs_de_Llengua_Catalana
  12. [12] Aburto NJ, Ziolkovska A, Hooper L, Elliott P, Cappuccio FP, Meerpohl JJ. Effect of lower sodium intake on health: systematic review and meta-analyses. BMJ. 2013;346:f1326. doi: 10.1136/bmj.f1326.
  13. [13]DiNicolantonio JJ, Niazi AK, Sadaf R, O' Keefe JH, Lucan SC, Lavie CJ. Dietary sodium restriction: take it with a grain of salt. Am J Med. 2013 Nov;126(11):951-5. doi: 10.1016/j.amjmed.2013.05.020. Epub 2013 Sep 18
  14. [14]Diao D, Wright JM, Cundiff DK, Gueyffier F. Pharmacotherapy for mild hypertension. Cochrane Database Syst Rev. 2012 Aug 15;8:CD006742. doi: 10.1002/14651858.CD006742.pub2.
  15. [15]Kovesdy CP, Bleyer AJ, Molnar MZ, Ma JZ, Sim JJ, Cushman WC, et al. Blood pressure and mortality in U.S. veterans with chronic kidney disease: a cohort study. Ann Intern Med. 2013;159(4):233-42. doi: 10.7326/0003-4819-159-4-201308200-00004.
  16. [16]Currie CJ, Peters JR, Tynan A, Evans M, Heine RJ, Bracco OL, et al. Survival as a function of HbA(1c) in people with type 2 diabetes: a retrospective cohort study. Lancet. 2010;375(9713):481-9. doi: 10.1016/S0140-6736(09)61969-3. Epub 2010 Jan 26.
  17. [17] Gómez Huelgas R, Díez-Espino J, Formiga F, Lafita Tejedor J, Rodríguez Mañas L, González-Sarmiento E, et al; en nombre del Grupo de Trabajo para el Documento de Consenso sobre el tratamiento de la diabetes tipo 2 en el anciano. Tratamiento de la diabetes tipo 2 en el paciente anciano. Med Clin (Barc). 2013;140(3):134.e1-134.e12. doi: 10.1016/j.medcli.2012.10.003. Epub 2012 Nov 28.
  18. [18] Coscollar C. Estatinización o el discreto encanto del LDL-Colesterol. AMF. 2014 (en prensa).
  19. [19]U.S. Preventive Services Task Force. Aspirin for the prevention of cardiovascular disease: recommendation statement. Am Fam Physician. 2011;83(12):1464-8.
  20. [20]Gaitonde DY, Rowley KD, Sweeney LB. Hypothyroidism: an update. Am Fam Physician. 2012;86(3):244-51.
  21. [21]May C, Montori VM, Mair FS. We need minimally disruptive medicine. BMJ. 2009;339:b2803. doi: 10.1136/bmj.b2803
  22. [22] Ortiz A, Sobrado AM. El malestar que producen los problemas de la vida. AMF. 2013;9:366-72.
  23. [23]Shurraw S, Hemmelgarn B, Lin M, Majumdar SR, Klarenbach S, Manns B, et al; Alberta Kidney Disease Network. Association between glycemic control and adverse outcomes in people with diabetes mellitus and chronic kidney disease: a population-based cohort study. Arch Intern Med. 2011;v171(21): 1920-7. doi: 10.1001/archinternmed.2011.537.
  24. [24]Vigen R, O'Donnell CI, Barón AE, Grunwald GK, Maddox TM, Bradley SM, et al. Association of testosterone therapy with mortality, myocardial infarction, and stroke in men with low testosterone levels. JAMA. 2013;310(17):1829-36. doi: 10.1001/jama.2013.280386.
  25. [25]http://joven.amf-semfyc.com/web/article_ver.php?id=254

AMF 2013; 9(11); 1219; ISSN (Papel): 1699-9029 I ISSN (Internet): 1885-2521

Comentarios

Virginia 26-09-19

Qué preciosidad de narrativa. Muchísimas gracias. Gracias.

KARINNA 10-07-15

FENOMENAL!!!!!! GRACIAS

Francisco Javier 25-01-14

Se lo voy a pasar a mi hijo, estudiante de 4º de medicina.

PEREZ DE SAN ROMAN 05-01-14

Un precioso cuento de navidad con moraleja. Mi más sentida felicitación. Parece que todavia queda algún médico, de los de 'silla'. un abrazo.

Luis Emilio 04-01-14

Para reflexionar

Iñigo 02-01-14

¡Enhorabuena por el artículo! y sobre todo gracias por compartirlo y tener esa sensibilidad. Espero tenerlo presente a diario.

Inmaculada Concepcion 01-01-14

¡Enhorabuena por el artículo! Esta claro q las guias ayudan pero tbq cada paciente es diferente

Francisco Javier 29-12-13

Al final quien llevaba más razón era su médico de pueblo, que era quien mejor le conocía. La esperanza de vida de un paciente de esa edad no puede aumentar significativamente con tanta medicación sino más bien todo lo contrario. La MBE para pacientes de esta edad no existe.

Elena 29-12-13

¿Cómo se puede perder el sentido común de esa manera?E. Palacios

Irene 29-12-13

QUE TRISTE! DEBEMOS REFLEXIONAR SOBRE LA IMPORTANCIA DE LA MEDICINA BASADA EN PERSONAS, LAS GUIAS CLINICAS ESTÁN MUY BIEN PERO PRIMERO ESTAN LAS PERSONAS CON SUS PECULIARIDADES.

José Manuel 29-12-13

Oí un dicho en un pueblecito, de 40 habitantes, cuando se murió el abuelo,de 94 años tras cambiarle de casa dentro del mismo pueblo, apenas a 100 m ; de su casa a la nueva de su hijo; le dijeron que su amigo, el burro, se había muerto y la nuera no le dejó llevar a su casa nueva su viejo sillón. El dicho decía: "pájaro viejo en jaula nueva, pájaro muerto".Feliz año 2014.

José Carlos 28-12-13

Actuar como lo hizo la Dra. Castro es lo razonable, lo que se espera de nosotros. Me pregunto qué nos dirían, en este caso la hija, si recomendáramos al paciente que siguiera con estilo de vida, en el pueblo, con su actividad y sus paseos, que limitase la sal y algunos alimentos, como mucho un fármaco para el control de la HTA. Creo que no lo hubiera aceptado. No obstante, debemos advertir que estos pacientes pasan a ser polimedicados (con análisis ejemplares, eso si)

Raquel 28-12-13

Como la vida misma.... Artículo para reflexionar y replantearnos muchas de las cosas que hacemos cada día. Me ha parecido genial!!!!

Santiago 28-12-13

Excelente ejemplo de que las guias son solo guias y de que el clínico debe practicar una medicina centrada en el paciente y no en meramente en los objetivos de la cartera de servicios.

Blanca 28-12-13

¡Me sumo a los elogios!creo que el ejemplo habla por sí solo. Debemos reivindicar la batalla entre el sentido común y lo que "manda" nuestra sacra ciencia...

Luis Andres 28-12-13

En dos palabras: Es - pectacular...Gracias por un texto tan cercano y cargado de realismo, práctica y ciencia...