Paciente transeúnte, de 40 años, que acude a la consulta por inflamación en una rodilla

Javier Díez Espino
Fecha de publicación: 16-12-2010

Pregunta 1 de 4

Historia

Roberto, de 40 años, separado, viajante de comercio de profesión y residente en otra provincia, acude a la consulta ya que desde hace 2 días tiene la rodilla derecha inflamada y caliente, con impotencia funcional sin traumatismo previo. Refiere que hace 5-6 días comenzó con un cuadro de «trancazo» con fiebre alta no termometrada, escalofríos, cefalea y artromialgias. Nunca había tenido un cuadro similar. Como tenía muchos compromisos, no acudió a su médico y salió de viaje. Tomó paracetamol 1 g/8 h, que le redujo la fiebre y el malestar, posteriormente tomó diclofenaco 75 mg, pero ante la persistencia de los síntomas y la inflamación de la rodilla opta por acudir al primer centro que ha encontrado en su ruta. Se le ve un tanto incómodo en la entrevista.

 

Antecedentes personales.Hiperuricemia sin antecedentes de artritis, hiperlipidemia controlada con dieta. Ocasionalmente toma zolpidem si no puede dormir en los viajes. No toma tratamiento farmacológico. Su padre falleció a consecuencia de un infarto a los 58 años. Su madre vive, es hipertensa y siempre ha padecido de dolores articulares.

 

A la exploración se advierte fiebre de 38,5ºC, las exploraciones cardiorrespiratoria y abdominal resultan anodinas. No presenta adenopatías, salvo en la región inguinal derecha. La rodilla derecha se encuentra inflamada, eritematosa, caliente, en semiflexión no tolera la extensión total. Muy dolorosa. No se observan heridas, trayectos de linfangitis o signos de trombosis venosa en extremidades. No se aprecia afectación del resto de articulaciones.

El cuadro de este paciente le sugiere:

Una crisis gotosa.

Una artritis infecciosa.

Una artritis reactiva.

Brote inflamatorio de una gonartrosis.

Argumento:

La monoartritis se define como la presencia de signos inflamatorios (calor, dolor, tumefacción, rubor e impotencia funcional a nivel articular) a nivel de una sola articulación. Las causas más frecuentes de monoartritis son las artritis por microcristales y la artritis séptica.

La artritis séptica es la primera patología que se debe descartar por la gravedad que implica, pudiendo ser el signo inicial de una enfermedad sistémica.

Suele existir un dolor intenso, la articulación está tumefacta y caliente, y se acompaña de una importante disminución de la movilidad que, en ocasiones, hace que el paciente se resista a la exploración. Las grandes articulaciones (rodilla y cadera) son las más frecuentemente afectadas, siempre y cuando no haya antecedente de traumatismo o de enfermedad periférica.

En el 80% de los casos son secundarias a una diseminación hematógena, aunque la infección puede producirse por un mecanismo de continuidad o por inoculación. La fiebre no aparece hasta en un 20% de los pacientes.

La artritis reactiva aparece después de una infección del tracto genitourinario (Chlamydia trachomatis) o gastrointestinal (Shigella, Salmonella, Campylobacter, Yersinia), tras un período de latencia inferior a 30 días. El microorganismo no suele aislarse en la articulación. Para el diagnóstico se realizan serologías, coprocultivo y estudio de muestras uretrales. Suele afectar a varones en forma de monoartritis u oligoartritis asimétrica de extremidades inferiores, puede acompañarse de fiebre, sacroilitis, dedos en salchicha, entesitis. Entre las manifestaciones extraarticulares aparece conjuntivitis, diarrea, úlceras orales y genitales, uretritis o queratodermia blenorrágica.

La presencia de sintomatología como la que presenta nuestro paciente no es característica de la artritis gotosa, y tampoco de un cuadro de artrosis.